La influencia de la dieta en el cáncer
Cuando pensamos en las mayores preocupaciones de la actualidad, nos viene a la mente la palabra CÁNCER. Lo que no sabemos es que 1 de cada 3 casos se puede prevenir con una alimentación sana.
Todos los días nuestro organismo genera células anómalas, que si proliferan podrían convertirse en cáncer.
Tener una buena dieta es importante, porque estimula nuestro sistema inmune (el cual es fundamental para evitar tumores) y evita el sobrepeso (que favorece la aparición de tumores y dificulta su curación). Consumir frutas y verduras reduce la inflamación, la cual facilita que las células anómalas proliferen.
Lo mejor es seguir una dieta mediterránea, que consta de guisos de verduras y legumbres, ensaladas, fruta, pescado a la plancha...
Hay una serie de alimentos que ayudan a prevenir el cáncer, por ejemplo:
Crucíferas (col, brócoli, coliflor, grelos...): Estimulan a las células sanas para que destruyan a las malignas, y reducen la actividad de los vasos sanguíneos que nutren a los tumores. Evitan sobre todo el cáncer de pulmón, mama, vejiga, próstata y colon.
Cebolla, ajo y puerro: Son capaces de reducir el crecimiento de las células cancerosas debido a sus compuestos azufrados. Previenen mayoritariamente el cáncer de próstata, mama, estómago, esófago y colon.
Frutos rojos (arándanos, fresas, moras...): Privan de oxígeno a las células cancerosas, impidiéndoles su desarrollo. Son muy útiles contra el cáncer de mama y el colorrectal.
Tomate: Contiene licopeno, una sustancia que previene la inflamación de los tejidos. Puede prevenir el cáncer de pulmón, vejiga, mama, estómago, cuello de útero y próstata.
Uva: Tiene resveratrol, una sustancia antioxidante que reduce la inflamación y anula el crecimiento de las células cancerígenas. Ayuda a evitar el cáncer de pulmón, piel, colon, próstata, estómago y mama.
Piña: Destruye el recubrimiento que protege al tumor y ayuda a reparar el ADN de las células. Previene sobre todo el cáncer de mama, gastrointestinal y de piel.
Cítricos: Fortalecen al sistema inmunitario y reducen el desarrollo de los tumores, debido a sus abundantes antioxidantes. Previenen especialmente el cáncer de boca, laringe, mama, faringe, estómago y colon.
Zanahoria y calabaza: Gracias a su gran cantidad de antioxidantes bloquean a las células cancerosas, impidiendo su desarrollo. Ayudan a prevenir el cáncer de páncreas, próstata y mama.
Otro elemento importante es la fibra, que acelera el tránsito intestinal, por lo que reduce el tiempo de exposición de las células de la pared del colon a sustancias cancerígenas. También disminuye el nivel de estrógenos en la sangre, los cuales están muy relacionados con el cáncer de mama. La fibra la podemos encontrar en el kiwi, los higos secos, las fresas, las ciruelas, los cereales y las verduras de la familia de la col.
No obstante, no basta con fijarnos en los alimentos que lo previenen, sino también en lo que debemos evitar. Por ejemplo, el azúcar y las grasas.
El azúcar causa inflamación crónica de los tejidos, tiene muchas calorías (lo que puede provocar sobrepeso y obesidad) y provoca picos de insulina en la sangre (lo que estimula el crecimiento de las células cancerosas). No solo hay que prestar atención al que le echamos al café, también al que se encuentra en los alimentos, como las galletas, la bollería industrial, las salsas, los precocinados...
Si la cantidad de azúcar es superior a 15 g de cada 100, se considera demasiado dulce.
Las grasas son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo, sobre todo las que proceden del aceite de oliva, el pescado azul y los frutos secos. Sin embargo debemos evitar las grasas saturadas y las trans, pues aumentan las posibilidades de sufrir tumores al provocar sobrepeso y aumentar el riesgo de metástasis.
Las grasas se encuentran en las carnes rojas y sus derivados, en los alimentos procesados y en los lácteos (contienen grasas saturadas, por lo que conviene sustituirlos por sus variantes desnatadas).
