TRIBUNA LIBRE
¿Son malas las grasas?
Continuamente aparecen en los medios de comunicación noticias sobre el aceite de palma, la grasa más consumida del mundo y también la más perjudicial. Esto nos hace reflexionar sobre el papel de las grasas en la dieta y la búsqueda de nuevas alternativas al consumo de las mismas.
Las grasas tienen mala reputación, pero no pueden considerarse en sí mismas malas. Son necesarias para una buena nutrición y para el funcionamiento del organismo.
Partiendo de su clasificación química, diremos que las grasas insaturadas presentan un perfil positivo con respecto a muchas enfermedades, sobre todo las de ámbito cardiovascular. También son compatibles con hábitos de vida saludable, ya que pueden aumentar el colesterol, llamado, de forma coloquial “ bueno”. El alimento más representativo en estos casos sería el aceite de oliva, aunque no es el único.
Además, este tipo de grasas contiene ácidos grasos omega-3 y omega-6. Numerosos artículos científicos las relacionan con efectos positivos sobre diversas patologías como la diabetes,determinados tipos de cáncer, etc.
Por otro lado están las grasas saturadas, que no tienen efectos precisamente positivos sobre la salud, sino todo lo contrario.
Incluso dentro de las grasas saturadas, debemos diferenciar algunas admisibles, por ejemplo la láctea y sus derivados como la mantequilla, de las demás grasas saturadas, presentes en la mayoría de productos industriales. Estas últimas son realmente nocivas para la salud .En este grupo se encuentran los “ácidos grasos trans” (TFA), resultado de la hidrogenación de determinados aceites vegetales. Dicho proceso proporciona textura, frescura, y mejor estabilidad. Solidifica la grasa vegetal, pero, a cambio, provoca enfermedades del corazón y diabetes II (la no hereditaria). Entre ellas, la grasa de palma africana (Elaeis guineensis), se usa en numerosos productos, etiquetados de formas diversas, como la oleína de palma, palmiste etc. El aceite de palma, es un aceite que produce grandes llamaradas y se usa en el compuesto químico “napalm”, además dispone de una propiedad única, el ácido palmítico, responsable de sus propiedades negativas. A pesar de ser muy perjudicial para la salud, se utiliza industrialmente, por resultar muy económica y versátil.
El aceite de palma en sí, no es exponencialmente malo, sin embargo el cómo se aprovecha es lo que da ese potencial de destrucción de la salud. La industria se encarga de la hidrogenación del aceite, que lo hace sólido a temperatura ambiente, proporcionándole una consistencia muy agradable al paladar. Por este motivo está presente en la mayoría de productos industriales de marcas conocidas, como Nestlé, Mcdonalds , Burger King, diversas marcas de galletas, etc.
En definitiva, esta grasa presenta efectos muy negativos sobre la salud a largo plazo, cuando es tomada de forma habitual . Es una de las responsables de un gran problema, la obesidad, que hace gastar tanto dinero a la sanidad pública, intentando subsanar sus efectos con inversión en distintos tratamientos y con la atención hospitalaria derivada de las patologías asociadas a ella.
A la vista de este problema socio-sanitario, sería lícito demandar a las compañías que usan estas grasas, imponerles impuestos extras, para que usen otras alternativas más saludables. El impuesto recaudaría fondos para combatir las patologías asociadas a la obesidad y otros problemas sanitarios.
Con nuestro artículo sólo pretendemos que la gente se informe y tome consciencia de ello , para poder decidir democráticamente si esta medida sería socialmente justa.
He aquí el debate.